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Los músicos del «Compra Latino 2010» septiembre 15, 2010

Aquí hablaré solamente de los músicos que vi, porque todo todo no se puede ver, por aquello de las simultaneidades.

Sábado

Celso Piña

Baile baile baile. Maravilloso Macondo-cumbia. Sus éxitos de siempre y más, en un escenario en el que la tierra voló al por mayor por el baile de la banda. ¿Qué puedo decir? El Celso Piña es pura diversión.

Cecilia Toussaint

Lo mejor de este concierto fue ver cómo mi pareja se divertía como enano con el resurgimiento de Arpía. Aunque también disfruté su voz profunda, su empuje y su bailecito ochentero que nunca la abandonó. Cantó las mejores aunque le faltaron algunas más. Escuchamos la lira virtuosa y maravillosa de José Luis Domínguez, que casi él solito hizo que valiera la pena ver el concierto: limpio cuando debía, sucio cuando quería, virtuoso y adecuado siempre. Feliz regreso Arpía, larga lira José Luis.

El Cuarteto de Nos

¿Qué puedo decir que no haya dicho ya del 4teto? Pues los escuchamos nuevamente – habíamos asistido hace no mucho al Lunario, donde ofrecieron un excelente concierto, del que no sé por qué no dije nada…-.

Domingo

Panteón Rococó

Nunca había visto en vivo a este grupo y claro que conocía algunas de sus canciones más pegadizas, pero tampoco sabía que traían todo este discurso de «libertad y zapatismo». Y digo discurso y no postura, porque honestamente eso fue lo que me pareció. No pongo en duda su compromiso, pero me resultaba un tanto difícil de creer lo que decían en el contexto, dando por hecho que el festival en cuestión era un espacio de libertad… que no lo era, por los motivos que ya vimos en otras entregas. Y lo siento, pero como ya comenté en este espacio alguna vez, la música, como en este caso no está desligada a la marca, en muchos casos no puede estar desligada de la política.

La verdad es que no sé por qué le gusta tanto a la banda Panteón Rococó, digo, sí, está chido: «abajo y a la izquierda que los políticos se vayan a la mierda», claro que estoy de acuerdo, pero ¿cómo hablar de abajo a la izquierda como postura política, cuando el derredor era chocante con esa declaración? yo diría: «abajo y a la izquierda que los corporativos de vayan a la mierda», pero claro, hubiera sido todavía más chocante el mensaje, jajajaja.

Los Auténticos Decadentes

Tenía referencia de este grupo por «La Guitarra» y «Gente que no», a duo con Todos tus Muertos cuando el grupo era completo. La verdad es que son tan divertidos en vivo como en estudio, y de que prenden a la banda no hay duda. Deslució un poco «Gente que no», porque aunque Pablito de TTM la cantó ahí a dúo, no tiene, ni por mucho, la vibra y la prendidez de Fidel Nadal. Fue interesante que también participó «Banda de Turistas», y bueno, ya al final de su concierto, aquello era un carnaval en el escenario que daban ganas de subirse a bailar con todos ellos. La pura fiesta.

Los Odio!

Quería ver a este grupo nomás por el nombre, nunca lo había oído y ni siquiera sabía que existía. Fue una grata y chistosa sorpresa. Formado por Paco Huidobro, Jay de la Cueva, Tito, Ernesto Domene y Quique Rangel, en su myspace se definen como «puro gañán» y los halagos hacia ellos – de parte de ellos mismos por cierto – son cosas como: «Nunca antes el mal gusto y la falta de objetividad habían dado un resultado tan fallido en la música, si a esto se le puede llamar así…». En fin, que son puro cotorreo, músicos re buenos en el puro cotorreo. Ruidosones y cochinones, aunque lo más divertido son sus letras y sus vestimentas de «beatles» chilangos, y el excelente e irreverente cover de «Helter Skelter» de los Beatles, titulado «Qué desvergue», en donde dice: «nena haga lo que haga siempre la cago…» y cosas por el estilo. «Pelos en el mouse» es otra imperdible: «tu no puedes criticarme tienes pelos en el mouse también». En fin, irreverencia al por mayor, para bajarse su disco, da clic aquí.

Calle 13

LUZ VERDE PARA INVADIR ARIZONA. La verdad es que yo me quería partir en dos para ver a Rodrigo y Gabriela y para ver a Calle 13. Al final la reflexión fue: a Rodrigo y Gabriela los quiero ver en otro foro, a Calle 13 no creo. Porque no creo que vaya a ir a otro concierto que den en México. Pero después del show que montaron y la energía que transmitieron, lo actual del mensaje político y la inclusión con la que el Residente le hablaba al público, seguramente que si vienen otra vez, voy de nuevo. Como dije alguna vez, a un buen reguetón no le hago el feo. Ja.

 

El dinero y la marca del “Compra Latino 2010”

No deja de impresionarme la cantidad de gente que fue, considerando que el boleto por cada día costaba 500 pesos, el combo de tres días (el viernes hubo una ópera rock), 700 pesos, entonces, sacando cuentas: 700 del boleto combo, 4 chelas por día – tomando en cuenta que comenzaba a la 1pm y terminaba a las 11pm más o menos-: 560, «recuerditos»: 200 (mínimo, por una camiseta y un disco por ejemplo), comida por los dos días: 200 (mínimo, por hamburguesa o tacos cada día y «chuchulucos»), nos da un total de: 1660 por los dos días, yéndonos leves claro está. La mayor parte eran jóvenes, con pinta de estudiantes, así que o le chambeas durísimo para juntar la lana en estos tiempos de crisis, o tienes una familia que te provee, tal vez no sin problemas, del dinero que se necesita para el entretenimiento corporativo.

Varias bandas que se presentaron traían todo un discurso, algunas añejo, otras actual. En el caso del discurso añejo, es decir, ideológico más que de «datos actuales», costaba trabajo creerles, pues mientras ondeaba la bandera de Ocesa y los músicos gritaban que «este es un espacio de libertad», me costaba creerlo al voltear a ver la publicidad apabullante en cualquier lugar.

El Vive Latino es una marca, ni qué decir de eso. Logotipo, cartel, status. Todo lo que una marca brinda, y esto no sería tan «grave» si no estuviera irremediablemente ligada a otras marcas: cocacola, sol, ocesa, dominos, incluso el tianguis del chopo, que en sí también es otra marca. Cuando algo tiene una marca deja de importar un poco el contenido. La marca es todo. Si tiene esa marca, «la cosa» es cool, da estatus, se vuelve un símbolo de algo que va más allá del producto en sí. Entonces, si el Vive Latino es una marca, ligada a otras marcas, ¿dónde queda la música? y más aún, ¿dónde queda la libertad?

En este espacio no hay libertad para que cada quien quiera ser como quiera. En realidad hay libertad para comprar lo que ofrecen, ya dijimos, a precios estratosféricos. Hay libertad para ligarse con la marca, hay libertad para creer que hacer eso es «cool». No hay libertad para meter un sánduich porque adentro prácticamente no hay opciones vegetarianas de comida – no botana -; no hay libertad para llevar tu agua, porque adentro hay oferta, así que no es posible; no hay libertad para no ver la publicidad en todo momento; no hay libertad para ser como se es, porque la idea de lo que es va conforme a lo que el festival permite y lo que sus marcas patrocinan o venden. Tampoco hay libertad para transitar, pues la zona VIP lo impide.

Para lo que sí hay libertad es para comprar y gastar dinero a lo bestia, y es triste constatar que la música – aunque ya viene sucediendo desde hace tiempo – se ha convertido en un producto de compra-venta que, más allá de pagarle o no al músico el precio justo por su trabajo, está ligado al consumo, y no a cualquier consumo, sino al consumo de productos, generalmente de baja calidad y de altos precios, por los que uno no pagaría ni de broma afuera de ese lugar. Es como si al estar ahí uno ya sabe que todo será carísimo y se mentaliza; aunque en realidad no deje de ser una injusticia. Si los precios fueran altos porque a la gente que está sirviendo y preparando las comidas y las bebidas les pagaran muy bien por la soba que se meten, estaría de acuerdo en pagar, no me dolería, sería hasta «comercio justo», pero dudo mucho que sea así. Incluso se ha de tomar como un extra que «verás el concierto gratis». Tal vez exagero la nota, pero no deja de ser preocupante.

Ahora bien, si la música está irremediablemente ligada a patrones de consumo, ¿Cómo se podría romper ese círculo vicioso en el que la gente termina perdiendo y el corporativo ganando? ¿Cómo podría ser un festival multitudinario no ligado a marcas corporativas de consumo literal y cultural? ¿Cómo podría serlo sin estar tampoco ligado a marcas públicas, gubernamentales? La pelota está en la cancha de quienes nos gustan los festivales musicales: ¿Sería descabellado pensar en una cooperativa que se dedique a organizar festivales musicales sin marca corporativa? No lo sé. Tampoco estoy inventado en hilo negro, ya ha habido esfuerzos así, el grupo Jóvenes en Resistencia Alternativa mucho tiempo organizó conciertos para financiar ondas sociales; y ya ha habido otros esfuerzos por ahí. Sin ir más lejos, el pasado 30 de abril tuvo lugar el 3er Festival por el Derecho a Decidir, cuyo slogan: «decidir no es un delito, decidir es un derecho», más allá de que pudiera tener un copy menos negativo, es una invitación a la libertad y al ejercicio de «lo que queramos hacer» en el sentido de que somos dueños de nuestro cuerpo. Tocó como banda principal «La Maldita Vecindad», hubo grafitti en vivo, rampas de skate, radio comunitaria, stands informativos y un monólogo de las «Reinas Chulas». Tuvo lugar en el Deportivo La Joya. La entrada costó un donativo en especie no perecedero para ayudar a zonas marginadas de Tlalpan. ¿Quiénes pusieron su marca? El GDF, (prestando el lugar me imagino), GIRE, Equidad de Género, Jóvenes Yolcan… entre otras organizaciones. ¿Cuál es el propósito de este Festival que no solamente no pidió dinero a cambio de poder entrar sino que lo que pidió lo dio a comunidades necesitadas? Algunos dirán que es un Festival populista, que seguramente habrá «adoctrinamientos». Yo lo dudo, aunque tal vez mi duda evidencie mi propio «adoctrinamiento».

Volviendo al Vive Latino 2010, puedo decir que la sobredosis de marca me durará un rato y que confirmé la hipótesis: el Vive Latino es una marca y un espacio oficial para comprar, gastar y «ejercer el derecho» al consumo restringido y privado, mientras escuchas grupos que, en el mejor de los casos, querías escuchar fervientemente, y en el peor, son un interesante descubrimiento.

Y para quienes no estén convencidos de que el Vive Latino es una marca, basta ver lo que viene: Vive Grupero, con su slogan que lo diferencia de su «hermano mayor», porque yo no soy Latino, soy mexicano… sin palabras.

 

La gente en el «Compra Latino 2010»

En aras de abonar a la clasificación que tanto nos gusta a los humanos, puedo decir que vi: chavitas aguerridas, fresitas bailadores y algunos desorientados, rucos rucos pero «rockeros», chavos súper banda, de esos que dan codazos al por mayor y no les importa voltearte la chela encima, «niñas» que acompañaban a sus novios porque «a él le gusta», otras y otros más que sacaron el guardarropa de moda alter para tirar rostro, no faltó quien a las 7 de la noche, con los mejores grupos por venir, ya estaba tirado en el pasto por exceso de cerveza y/o sustancias, las personas que vendían en los puestos, el chavo que se consiguió la chamba de vender chelas pero que a la hora de su grupo favorito cantaba a todo pulmón con su charola de chelas en lugar de gritar «¡cervezaaaaaaaa, cervezaaaaaa!». En fin, un público diverso, aunque pude ver pocas expresiones de identidad sexual diferente a la hetero, y no sé qué tanto espacio habría para las mismas, tal vez no mucho, pues sí era un ambiente muy «machín», hasta en ciertas morras, que saben que si no se ponen rudas, «se las llevan al baile»; no faltó la chavita angustiada que después de ser empujada un montón de veces, decidió ponerse a empujar, pero a quien no la había empujado, justificándose: «¡pues es que todos me empujan!», y ante la respuesta, de mi parte «¡sí, pero yo no, si no quieres que te empujen vete a tu casa!» no supo qué decir. Eso sí, aromas que más bien eran olores, entre carne frita y sudor añejo de la carne frita ingerida. Los baños pudieron ser peores, pero sí había muchos y «pasables». ¿Papel? Ni soñarlo, eso había que llevarlo cada quien si se quería.

Sé que hasta este momento suena como un lugar espantoso. Tampoco lo era tanto en realidad. Y es que lo que pasa es que las concentraciones humanas son así, casi siempre llenas de basura y descontroladas; casi siempre con representantes de lo más expresivos de un montón de contextos socioculturales, que confluyen porque tienen algo en común. Tal vez podríamos decir que las personas que asistimos tenemos algo en común: nos gusta la música. Pero también otra cosa: pudimos pagarlo o nos regalaron boletos…

Próximamente «El dinero y la marca en el «Compra Latino 2010»

 

Compra Latino 2010 May 7, 2010

Nunca había ido a un «Vive Latino»; esta vez fue gracias a unas cortesías que nos rolaron, así que pudimos asistir dos días de tres. De entrada la consigna fue, como buenos treintañeros, «que no nos genere angustia», es decir, a tomárnoslo con calma y no andar corriendo de un escenario a otro porque el grupo que nos gusta ya empezó a tocar, mejor a nuestro ritmo ahí la vamos llevando.

Logística y apretujamiento

Llegamos el sábado, la caminata del metro y los 3 controles (con revisión) para pasar. En el camino, puestos y más puestos que vendían… lo mismo. Camisetas y cuanto artículo conmemorativo del concierto, ahí la marca, inescapable para muchos y muchas, de que habían asistido; el signo de que pudieron pagarlo y además comprar «recuerditos». Ya sabíamos que la cerveza estaría carísima, pero nunca deja de escandalizarme: $35 varos sencilla y $70 varos doble, ni siquiera un descuento por comprar dos de un jalón.

Ubicar a alguien ahí es un reto. No se escucha por el celular, por los sonidos, los mensajes llegan tarde y muchas veces el teléfono ni conecta, por tanta gente que está llamando justo al mismo tiempo… esto gracias a nuestro excelente servicio de telefonía móvil.

Había que ir preparado para tragar y respirar polvo y vivir en la contaminación corporativa, que se hacía presente en forma de vasos tirados por todos lados – a pesar de la encomiable y apaleadora de espaldas labor que varias personas hacían arrastrando de aquí para allá enormes bolsas negras, intentando limpiar un poco el lugar. Eso sí, había botes de basura más o menos accesibles en todo lugar, sin embargo, eso de echar la basura en su lugar, como que no es muy parte de nuestra cultura. Volviendo a la contaminación corporativa: el festival es un comercial gigante y permanente, con mensajes multipresentes en diversos formatos: inflables, anuncios gigantes, las mismas comidas con distintos nombres y cerveza sol (¡guak!) por doquier, – al menos también había indio-.

Tres escenarios y una carpa «intolerante», ¿por qué intolerante? supongo que para ir con el signo de los tiempos y para guardar coherencia, no vi nada en esa carpa, en realidad porque nada de lo que pasó ahí me interesó. En el escenario rojo, el más modesto, una pantalla y mucha tierra. En el azul, el «intermedio», dos pantallas y asfalto. En el verde, el «principal», cuatro pantallas de diversos tamaños, la bandera de México ondeando junto a la de… Ocesa, con su saludo incluido en forma de precios altísimos por productos no tan buenos: la fritanga gabacha, hamburguesas y hotdogs, pizzas «personales» franquiciarias y donas; la mexicana: tacos de canasta, esquites; por otro lado «pepitos», tortas, nachos, flautas; y de beber: cocacola y cerveza; para fumar: cigarros Marlboro, cuyo precio no quise ni preguntar. Por ahí vimos el sábado que vendían agua, pero el domingo, tratando de conseguir una botella para la hidratación – el sol fue durísimo los dos días – nos mandaban de un puesto a otro, como oficina burocrática de bebidas institucionales, al final no encontramos dónde vendían el agua, nos conformamos con… otra cerveza.

El primer desencuentro fue con la comida: ¿qué podía comer alguien que no comiera carne? Nachos «vegetarianos» con queso plástico, tacos de canasta de papa y frijol, dulces, esquites y quesadillas en los tacos «los famosos del béisbol», si no te importaba que la hicieran en la misma parrilla donde acababan de asar un filete. ¿Pizza sin carne? Ni soñarlo. Hamburguesas o hotdogs vegetarianos, una cosa impensable. El punto en común era que había que llenarse de carbohidratos fritos y proteína cárnica, no había más. ¿Qué tanto costaba tener unos buenos puestitos con anafres para hacer tlacoyos y quesadillas de flor, hongo, huitlacoche…? Me imagino que no tanto, pero ¿cómo insertarle la marca a la señora que prepara y vende esas comidas normalmente en las esquinas, sin mayor marca que la de su mandil y los deshechables que ya incorporó a su venta? Tal vez, de haber estado ahí esa opción, hubiera sido más triste pues comer tlacoyos ocesa hubiera sido de miedo.

Próximamente: la gente del Compra Latino 2010

 

Año nuevo, música ¿nueva? enero 7, 2010

¡Buenos días 2010!

(como toda crónica, este relato responde solamente a mi memoria ―no muy buena por cierto―… cualquier aclaración
¡¡¡¡¡¡¡¡es bienvenida!!!!!! faltan canciones, momentos y demás, pero cómo abarcarlo todo en un solo post…)

Para Erne y Mariana,
quienes no necesitan mayor contexto para entender este texto;
y para todoas quienes viven en mi corazón aunque estén lejotes, uuuuu qué cursita,
es por el 2010, necesitará algo de miel…

Enero 1, 2010.

7:30am. Finalmente, a dormir. Casita de las comadres Rocío y Valeria, camita, edredón, ya entra mucha luz por la ventana. Tengo que admitir que la última canción que puse fue “The story”… que casi siempre me saca el ojo remi… aunque la última última canción de la fiesta fue―y tenía que ser―“Hallelujah”, en alguna de sus versiones―aunque yo pongo esta porque es de mis favoritas― y sí, ¡aleluya! Sobrevivimos al 2009.

7am. Salimos de la casa, ya hay muuuucha luz: cielo blanco, frío de después del amanecer. Y un grito: ¡Buenos días 2010! Mi comadre Rocío, consciente de la imprudencia de gritar a esas horas de la mañana en un fraccionamiento cerrado con casitas―seguramente había varias personas que finalmente habían conciliado el sueño―nos miró fijamente, entendimos y entramos.

6:45am. Neceando, canciones sentimentales y de “tienesqueoirestacanción”. Neceando. Chelas en el refri y  muuuucho vodka todavía en la barra―¡ah! ¡Porque teníamos barra!

6:50am. Nos quedamos quienes nos quedaremos a dormir. Se empieza a barajar la idea de hacerlo, mientras siga oscurito, al menos para tener la sensación de que hemos dormido más. No. No cuaja. Seguimos seguimos.

6:45am. Slam. Stefan se prende con el punk austriaco―Stefan, ¿podrías poner el link?― y canta a todo pulmón canciones que no entendemos pero no importa. Humberto se une al slam y demuestra ser todo un profesional en el arte de aventarse mutuamente de aquí para allá. Stefan y Humberto bailan riendo.

6:30am. Slam. La comadre Valeria, a punto de caer dormida, reacciona ante una canción de The Cure―¡¡¡recuérdenme cuál fue!!! ―: “¡Este es un rolón!” y se para a bailar slam con los otros cuatro gañanes, jajaja. De repente, le dan un tímido empujoncito y la comadrita sale botada al sillón―afortunadamente―cae de espaldas, da una maroma y aterriza en el suelo: “¡tuk!”. “¡Jajajajajajajajaja―sin parar de reír―jajajajajajajajajaja son unos culeros!”.

6am. Bere duerme. Luego de bailar sin parar y de divertirnos con las canciones del recuerdo de Daniela Romo “dime por quéeee? Me dices siempre, solameeenteeee mentiiiraaas. Lo juro, lo juro, lo juro…” y sacando carcajadas con Amanda Miguel: “y con mis caricias, ya verás que te hago ronronear, miau miau”. Pero no contenta con ello, también bailaba a todo Sisters of Mercy, Tu vuo fa l’americano y más, en sus palabras: mezclas chac mol. No faltó “Radiodread” y “Lucy in the Sky with Diamonds” onda reggae, jajaja. Así es, aquí no hay gustos culpables, solamente gustos.

5am. Nelly y May parten. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias por venir!!!!!!!!!!!

4:30am. El consomé. Ay noooooo, ahora cada que escuche “Here comes your man” de los Pixies, escucharé “El consomé-eeeee, el consomé-eeeee, el consoméeeeeeeeeeeeeeee-eeeeeeeeeeeeeeeeeeee”, suena igualito, y aunque tal vez para muchos esta no es una novedad, para mí lo fue, y así como yo le he estropeado “Lucha de gigantes” a mucha gente: “Una quesadilla, con salsa, y bla bla bla…”, en fin, la verdad es que es re chistoso cuando la escuchas y compruebas que efectivamente suena así. Escuchen.

4am. Ya hemos tomado muchos cosmopolitans. Porque Ara y Gabo saben hacerlos perfectamente después de haberse emborrachado buscando la manera adecuada de preparar el cosmo. Y lo consiguieron. La fiesta ya es youtubera, cada quien su turno―más o menos pues―y escuchamos mucha magia, entre otras cosas: “this is ground control to Major Tom…”, “where is my miiiiiind”, “no surprises”, entre otros clásicos de toooooodo tipo, como esta versión de «My way«, que en lo personal, considero la mejor.

3am. Llegan Bere y Jon, yeeeeeeeeeeee.

2am. Bailamos, a Nelly―gracias por viajar de Guadalajara al Chilango―y a mí todos nos miran: “porque sé que soy fina, porque todos me admiran…” y bailamos todos porque “antes muertos que sencillos” y demás canciones para la diversión y creemos «que tienes el don de curar este mal…«, hubiera querido poner el vídeo original, que es divertidísimo, pero parece que la productora se puso acá y ya no está disponible… ni modos.

1:30am. Para el recuerdo, bailamos “Common people”, como si no hubiera mañana y sí mucho ayer, “and you daaance and driiiink and screeeeew, ‘cause there’s nothing else to dooooooooo”, ¿será? Maddy, se incorpora a la canción, cantando en su lengua nativa y bailando… cuando cae una veladora por ahí: Taxi!! Al mejor estilo australiano.

1am. Parece que la fiesta terminará temprano, como que no estamos tan prendidos y Q insiste en poner la misma canción una y otra vez, la verdad es que es un nuevo descubrimiento suyo y sí está re-chida. Con ustedes, ¡¡¡»Los Buuuuunkeeeeeers«!!!

12:30am. Momento “Cuarteto de Nos”, una vez más, cantando a todo pulmón “Ya no sé qué hacer conmigo”… ¿por qué será? Y no faltó Tin Tan, por supuesto.

12md. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2: ¡¡¡FELIZ AÑO NUEVOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! formulamos, entre los 12 que estamos, 12 deseos: el más socorrido es “buen sexo”, pero también nos importan: abundancia, empatía, salud, dinero, amor, etc etc etc… brindamos con Cava, que en realidad es Champaña pero sin denominación porque es catalana, pero qué más da, ¡es burbujeante y deliciosa!

Diciembre 31, 2009.

11:30pm. Cenando.

11:00pm. Mientras cenamos, Billie Holiday nos acompaña con su voz lamentosa y emocionante. Para la cena todo mundo se rayó: bacalao a la castellana (Ara, quedó increíble), papitas lulio, sí, nuestra receta robada, ¿verdad Nelly? también deliciosas; lasagna vegetariana; barra de ensalada a manos de las queridas comadres, y botana para aventar para arriba, bueeeeeno, ni llegamos ya al pastel.

10pm. Cosmos, cosmos, cosmos, cosmos.―aunque la verdad los de Ara y Gabo están mejores― ¿Y luego? Cosmos… Sigue la cocina dando.

7p m. Llegamos a casa de las comadres: cocinar y decorar casa. ¡Que alguien ponga la música!

 

Zaza, mon amour diciembre 3, 2009

Para mis queridos maestros y maestras de francés,
porque gracias a ellos encontré a esta cantante parisina…

Un día, hace ya algunos meses pues el tren de vida me ha imposibilitado a publicar (buuu), me encontraba practicando la comprensión oral de mi segunda lengua favorita: «la langue de Molière», a través de Radio Francia Internacional, que para no variar, estaba de huelga y transmitía música sin parar.

Después de escuchar varias veces un mismo estribillo, logré captar algunas palabras. Sí, años de estudiar francés, para al escucharlo como lo habla una nativa, al cantar, entienda algunas palabras, pero bueno, honestamente vale la pena la inversión.

«Il se maquille… pour ??? à une fille ???…» algo así entendía. A googlear. Y luego de ir afinando el oído y luego de que google me decía, «quisiste decir bla bla bla», logré dar con la canción y más importante aún: con la cantante.

Así conocí a  Zaza Fournier, quien al más puro estilo de la artista moderna, no tiene página web sino un cómodo myspace tuneado. (Bueno, demasiados neologismos en este post, pero supongo que la tecnología nos corretea hasta en el idioma, ni modosssss). Ahí me encontré con la canción, sus vídeos y su historia.

Zaza Fournier comenzó a amar la música gracias a una tía que le regaló un acordeón. Después de pasar de chamba en chamba en París, decidió – con escasos 20 y poquititos años – realizar su pasión: la música. Comenzó a tocar por las calles de París: con su presencia, su voz y su acordeón. Excelente combinación. Gracias a su tesón un buen día la escuchó el productor de «Les têtes raides» (algo así como «Las cabezas planas»…), se pusieron a trabajar y ya tiene un disco homónimo, o sea que se llama igual que ella pues.

La voz de Zaza nos remonta a la nouvelle chanson française, que ahora llaman nouvelle nouvelle chanson française (muy original, ¿no?). La manera en que rola la «erre» nos recuerda a la misma Edith Piaf, y a esa forma de hablar de antes de los franceses; han de saber que ya no está muy «in» rolar la «erre»; acaso se vuelva a poner de moda con esta oleada de cantantes que no solamente hacen honor a su pasado musical como cultura, sino que reinventan en cada nota una nueva manera de entender la canción francesa.

Este disco «Zaza Fournier» incluye temas muy variados, todos de su autoría, en los que juega de maneras muy creativas con su voz en combinación con su acordeón. Alarga las palabras y les da un tono nostálgico que nos hace pensar en otros tiempos, aunque con los tonos modernos de una música de este siglo. Sus temáticas son variadas aunque se centran en el tema amoroso y desamoroso, y aunque esto podría desalentar a uno que otro cínico moderno, el punto de vista de una mujer joven, parisina, que roló y tocó en las calles, le da un toque muy interesante, excento de convencionalismos.

Mis temas favoritos del disco: «La vie à deux«, historia que cuenta la versión femenina enfrascada en una relación con un hombre-maniquí, a quien le dice: «la vida en pareja, tú sabes, es más difícil de lo que dicen, pero aún así, estoy mejor contigo que sin ti…» con un tono chistosón y pegadizo. El vídeo, de lo más retro, vale totalmente la pena verlo; termina siendo una parodia, precisamente de las mujeres que se casan con un hombre-maniquí y que al final igual prefieren quedarse con él que estar solas. El otro tema: «Mademoiselle«, por medio de cuyas letras encontré a Zaza. Cuenta la historia de un chico que se viste como señorita, que se maquilla, que usa jaboncitos perfumados, que usa tacones, que está libre de la menopausia y que es una dama. Es algo así como «Todos me miran» de Gloria Trevi pero elegante (y francesa, jajaja).

Parece poco posible que Zaza Fournier venga de gira a México pronto, recién comienza a circular por Francia y sus giras todavía ni siquiera incluyen a América. Esperemos que pronto de el brinco a lo internacional, que la dominación anglófona de la música se lo permita y que podamos escucharla en vivo, pues por los vídeos que se pueden encontrar en la red, sus presentaciones prometen mucho acordeón, mucha voz y mucho sentimiento. Vive la langue de Zaza!

Nota de agradecimiento: gracias Ricardo traerme este disco de Francia; regresando el gesto compartidor, dando click aquí, mes amis, lo pueden bajar.

 

El derecho a la música May 20, 2009

Antes de leer este post, es necesario ver este nefasto anuncio comercial.

Bien, ahora me gustaría compartir con ustedes una serie de reflexiones al respecto de los vales que generarían pagos para empresas privadas… sustituyendo derechos que el Estado debería cubrir.

Recientemente, fue elevado a rango constitucional el derecho a la cultura. Aunque ya están diciendo que es inoperante, ahora, constitucionalmente, “toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio de sus derechos culturales.” Además, agrega que “el Estado promoverá los medios para la difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. La Ley establecerá los mecanismos para el acceso y participación a cualquier manifestación cultural.”

Cualquier manifestación cultural…

Cualquier manifestación cultural…

Es una obviedad decir que la música es una manifestación cultural, pero no obsta para que conste. Ahora bien, si “el verde” está promoviendo un vale para medicinas porque en el IMSS y/o en el ISSSTE no hay abasto… pues también debería promover un vale para que a quienes no nos alcanza para tener acce$o a la música y así al menos, cubrir una parte de nuestro constitucional derecho a la cultura.

El punto puede quedarse en una reflexión superficial al equiparar el derecho a la salud con el derecho a la cultura, y levantar ámpula: “¡¡ay pero no es igual no tener medicinas que no tener un disco X!!”; no entraré en generacionalidades, pues me han dicho que además de demodé, los derechos son ín-te-gra-les. Es decir, concatenados. O sea que si se viola uno se viola otro y así al infinito y más allá.

La intriga es ¿quién se verá beneficiado por esos vales? ¿Las personas? No, bueno, en la inmediatez sí, pero no en el largo plazo, porque veremos cada vez más flacucho un Estado que debería proveernos, al menos de medicinas. ¿Los partidos? Quién sabe cómo sean los arreglos entre ellos y las farmacéuticas… ahhhh claro. Las farmacéuticas. ¿Quién les pagaría el vale a las farmacéuticas? El Estado. ¿Le van a “hacer precio”? No creo. ¿Alguien sabe de a cuánto salió el tamiflú hace cuatro años?

¿Quién se vería beneficiado con un vale para música? Las productoras/distribuidoras, que además de sangrar (casi todas) a los artistas, sangran a quienes compran sus discos. Yo me pregunto, ¿Habría tanta piratería si el acceso a la cultura (cine, literatura, música, etc.) estuviera garantizado? No creo. ¿Por qué no hay topes en los precios de las distribuidoras? ¿Por qué pueden elevar los precios de los discos casi como se les antoja?

Ahhh claro, olvidaba aquello de que el mercado no es libre, es libre mercado. Pues si es libre mercado, libre soy de bajar mi música de taringa (oh querida taringa) y de comprar mis películas en la esquina.

Basta decir que para quien la música sea un lujo in-ne-ce-sa-rio, se acuerde de que “la música es el alimento del alma” y a decir mío, una de las pocas grandes cosas no contaminantes (a excepción de los discos supongo, y ciertos componentes de los reproductores, chale, no hay salida…) que ha creado el ser humano (aunque lo haya creado el hombre, qué tal, me pongo el saco).

Así que habría que pensar en opciones. Se me ocurre que así como “tenemos” Pemex, podríamos tener Musimex. El problema es que la tendencia no apunta a esas direcciones, sino más bien al revés volteado. Si tuviéramos un Musimex, ya lo habrían privatizado y casi casi estoy segura de que sería de Slim (junto con el centro del DF, los sanborns, telmex, blablablabla…). Ok. Esa propuesta no funciona, aunque sería interesante tener discos editados por Musimex, en los que tal vez las carátulas no sean de materiales finamente plastificados, con impresos brillosos y mate, libritos increíbles con letras y un segundo disco con aplicaciones web… tal vez solamente un disco sencillo, con contenidos fiables, con calidad y una ganancia respetable para los artistas.

Así que lo que se me ocurre es otra opción, más sencilla y más directa: tomemos por asalto la distribución y distribuyamos libremente la música, hasta más no poder.

En este espíritu emancipador musical revolucionario femenino (porque lo escribo yo y ojo, no excluyo a nadie TODOAS tenemos una parte femenina, ¿qué no?), les comparto unos megaposts que me he encontrado por ahí, con discos  y más discos de diverso género musical, cantante, idioma, chidos, no tan chidos, etc etc etc… y en este mismo espíritu compartidor musical, les invito a que compartan en este espacio, y en todos los que puedan, links y más links para bajar música. Y propongo que si conocemos a alguien que por cualquier razón no pueda hacerlo, no hay problema, quemémosle un disco, en una de esas hasta nos queda más bonita la portada que en el original. Salut.

music-for-the-masses

PD. Ojo, así como elevaron a rango constitucional el derecho a la cultura, también le andan metiendo mano a lo de derechos de autor…

Aquí un vídeo para la pura diversión y el recuerdo.

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
(ahora imaginemos esas risas macabras del final del comercial)

 

Músicas para vivir y combatir el miedo abril 29, 2009

Creo que muchos ya se dieron cuenta de que mucho de lo que escribo lo hago por auto-terapia: para la nostalgia, para la felicidad, para la tristeza, para la indignación, y ahora, le tocó su turno al miedo (también un poco a la indignación y a la pereza).

Y sin tomar en cuenta si es sano o no soltar las palabras al mundo así nada más, como sopetón de lo que voy sintiendo, observando y reflexionando, sin importar ponerme ahí de plano en todo lo que escribo. Les comparto lo siguiente.

El miedo es lo peor. Ja, gran revelación, no lo es, obviamente. Pero, pensando en el miedo… últimamente las políticas que nos circundan son de miedo: miedo a la crisis, miedo a los narcos y a los polis y a los milicos y ahora miedo a todo mundo. Miedo de dar la mano, de besarse, de abrazarse; miedo de susurrar, miedo de juntarse con otros, miedo de salir a la calle. ¡Qué horrible! ¡Qué indignante! ¡Qué… ¿obvio?! Porque bueno, hay miedo al virus, pero ¿dónde está el virus? se supone que en la gente… y parece que el resultado generalizado, mundial, podríamos decir… es el miedo. Ahora sí que qué enfermos estamos.

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Bueno, tal vez muchos no tengan miedo. Yo en lo personal encuentro muchos motivos para sí tenerlo (aunque a cada momento trato de sobreponerme, es difícil). De entrada me da miedo que la situación sea mucho más grave de lo que dicen que es. Me da miedo que los gobernantes sean tan incompetentes. Me da miedo si la situación en realidad está siendo inflada para obtener ganancias económicas y aprobar leyes importantes por debajo del agua. Me da miedo que los del poder sean tan cínicos y oscurotes. Me da miedo que tanta gente imagine complots y mezcle hechos, imaginaciones, rumores y prejuicios y que luego, los difunda. Me da miedo tocar a la gente, aunque no a toda la gente. Me da miedo lo que venga después, cómo se va a aprovechar la situación, cómo estará México (en términos de leyes, lucha contra el narco, competencias del ejército) cuando despertemos del marasmo influenzero. Varios de los “miedos” anteriores, fácilmente los podemos cambiar “indignación” y/ o “pereza” y queda.

Pero no me da miedo contagiarme, me da más miedo que personas a quienes quiero se contagien. (Freud, “aviéntatesa”).

Así que como una de las pocas cosas que calma mis miedos y me hace pensar y sentir que no todo es tan malo es escribir y la otra es la música, así que haciendo un ejercicio de sinergia pura, aquí les dejo otra de mis listas. Mis músicas para vivir y combatir el miedo.

En primer lugar por temática y nivel de rosa: Yoshimi battles the pink robots pt.1.

Tiempo de híbridos, para brindar por el futuro.

Everybody knows, por la ironía, jaja, nadie sabemos nada.

Things have changed, por otra ironía.

Tres metros bajo tierra, sin comentarios.

El mundo se va a acabar, punto.

Qu’est-ce que ça peut faire? Ah, aquí me explayaré un poquito. Este cantante francés Bénjamin Biolay es un reciente descubrimiento para mí. Lo recomiendo ampliamente, ya estaré escribiendo sobre él más adelante. Cuando pase la tormenta, jajaja.

This is hardcore, is it not? Bueno sí, siempre hay peores.

Got no place to go, ok, esta morra tiene una gran voz y está re-joven (17 o algo así), traten de evitar el vídeo y nomás escucharlo porque esa serie de fotos de niña bonita pueden disparar el prejuicio de cualquiera. Jajaja. Ya me tocará relatar un poco más sobre esta nueva voz femenina… las malas lenguas dicen que puede cantar como Amy pero no se va a matar. ¿Será?

People are strange, siendo honestos, la gente anda bien loca, sobre todo en estos momentos… hay cada historia, cada imaginación, cada elucubración… digo, está buenísimo tener imaginación, pero definitivamente semos raros… ¿no?

Piggy, jejeje.

Tree Hugger, a últimas fechas, no hay canción que me ponga de mejor humor que esta. Se las comparto con la expectativa de que a ustedes también les saque una sonrisa chida de la cara. No cínica, no burlona, no de miedo; nomás chida. Salú.

Pd. Ah, y si creían que no iba a poner It’s the end of the world as we know it, pues estaban en lo correcto, a estas alturas, ya me resulta un poco redundante. Lo ha sido desde el 11-s, luego Katrina, el tsunami, la gripe aviar, Atocha, Londres, Afganistán, Irak… etc. etc. etc… y tantos más pues; creo que a ese fin del mundo como lo conocemos le llaman historia

 

The Future abril 27, 2009

Cuando estamos chicos y gozamos de algunas posibilidades, normalmente imaginamos tener un futuro provisorio. Sueños que se realizarán, ideas que se concretarán, anhelos que se lograrán; casi no pensamos en los desengaños, en los tropiezos, en los reveses. Es «el futuro», y «el futuro está abierto de posibilidades”.

Y hoy, aunque las personas no caen fulminadas junto a uno en la calle, la tensa calma de una ciudad con un movimiento cotidiano de más de 20 millones de personas, pareciera un presagio oscuro, pareciera la promesa cumplida de un ominoso futuro ante un comportamiento egoísta.

Sé que en esta ocasión mi tono es otro y es que, confiésoles, estoy preocupada. La situación que se está viviendo en Ciudad de México y en otros estados de la República es seria y me suscita algunas reflexiones.

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Hay diversos tipos de reacciones, evidentemente, no todos reaccionamos igual. El viernes por la mañana estaban por ahí los que no se habían enterado del —oportuno, sí cómo no— aviso de la Secretaría de Salud del jueves, que se emitió a las 11 de la noche, no un horario precisamente triple A. ¿Qué pasó, dos horas antes no sabían lo que supieron a las 11? ¿O no le habían terminado de escribir el chafa-discurso al secretario? Y este grupo de personas, no enteradas, sacadas de onda, incluso algunos, llegaron a la escuela de sus hijos a dejarlos, y nada. Y claro, ahí empezó la complicación de la rutina: no hay escuela, ¿dónde dejar a los hijos? Los ya grandecitos se cuidan solos, pero ¿qué hay de los más pequeños? Ese problema sigue, aunque dicen, “debe haber flexibilidad laboral y sensibilidad social”. Ajá. Sí. Seguro va a funcionar.

El otro grupo de personas fue aquel que simplemente siguió las recomendaciones, indagaron más información y listo. Pragmatismo sencillo y puro.

El tercer grupo es el de la teoría de la conspiración y tiene dos vertientes: la que considera que en realidad no está pasando nada —lo cual denota una profunda desconfianza en el gobierno— y el que cree que en realidad está pasando mucho más de lo que nos están diciendo —lo cual denota una profunda desconfianza en el gobierno—. Bueno, por ahí hay hasta quien cree que ya se están cumpliendo profecías porque el presidente de EU es negro…

Lo grave no es que no haya información, la hay, lo grave es que la mayoría de las personas no confiamos en el gobierno. No les creemos todo, para bien o para mal. A priori, la desconfianza es tal que pensamos que las cosas pueden estar o mucho peor o que se está exagerando la nota.

¿Cuál es la justa medida? ¿Por qué creerle ahora si en otras ocasiones han mentido descaradamente? —en el 85: «vuelvan a sus casas, no pasa nada, lo tenemos bajo control», ajá, claro; en las elecciones, no claro, no hay fraudes; en las promesas electorales, sin ir más lejos…—  ¿Por qué si hay teorías inteligentes, verdades que han salido a la luz, historias impactantes, en las que el gobierno no cuidó los intereses de la gente? ¿Por qué si todo mundo «sabe» que la población no es su principal interés? (Gracias a la Bere por el link anterior.)

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Hmnnn tuve que salir intempestivamente de la oficina porque acaba de temblar. 5.7 grados Richter en Ciudad de México. Todos ahí, abajo, con tapabocas. Bueno, no todos con tapabocas, pero sí todos evacuados. Evacuados y con influenza porcina alrededor.

Pienso que vivimos la vida sin pensar la vida. No vivimos una metavida, y eso es obvio, no podemos vivir pensando en cómo vivimos y para qué y por qué, todo el tiempo; sería la locura completa. Pero una pequeña dosis de conciencia… nos beneficiaría muchísimo.

No sabemos si el virus está relacionado con el amplio y complejo tema del cambio climático; yo sospecho que sí, ¿por qué? No sé, ¿Intuición? ¿Desconfianza? ¿Exceso de conspiranoia? No sé.

De lo que sí estoy segura es que todas las personas somos responsables de lo que sucede en nuestro entorno. Tal vez de maneras sumamente indirectas, pero lo somos. No somos víctimas irreductibles de la conspiración mundial y si lo fuéramos, vergüenza debería de darnos, por permitirlo. No somos víctimas totales de un estado que “sembró un virus para meter al ejército a las calles y de manera legitimada”. No somos víctimas completas de un sistema de salud que “no sirve”, que “no dice realmente lo que está pasando”, que “nos miente”. Y si lo somos, vergüenza debería de darnos, o como dicen los anglos, shame on us. No somos víctimas absolutas de la desinformación y la desorganización.

Somos responsables. Co-responsables. Por no informarnos, por no corroborar datos, por esparcir rumores, por no organizarnos, por no interesarnos en lo que sucede más allá de nuestras narices, por sospechar de todo, por no sospechar de nada, por ser acríticos y apáticos, por tener demasiado miedo, por ser temerarios, en resumen, por haber olvidado el menos común de los sentidos: el sentido común. Y si acaso somos víctimas, es de nosotros mismos, por permitir y generar las circunstancias, aunque sea de maneras muuuuuy indirectas.

Y aunque lo parezca, no quisiera transmitir una sensación culpígena, y de azote total. “Mea culpa, mea culpa.” NO. Nada más lejos de eso. Res-pon-sa-bi-li-dad. Es totalmente diferente a la culpa. Vean en el diccionario.

Y como estoy apocalíptica porque el mundo no se va a acabar sino que se está acabando así solito, «sin ayuda de nadie»… pétit à pétit… no puedo dejar de pensar en el futuro. ¿Cómo van a aprovechar políticamente la situación las autoridades? ¿Saldrá mucho cochinero alrededor del tema? ¿Saldrán a la luz mentiritas y mentirotas? ¿Hasta dónde crecerá…? La capitalización de las tragedias no es nueva. Katrina es uno de los mejores ejemplos. ¿Cómo va a ser  aquí? ¿Están listos los corporativos? ¿El gobierno ya contempló todas las posibilidades para «aprovechar» la situación? Ahora, como según yo somos co-responsables, ¿Cómo hacemos para no dejarnos mangonear? ¿cómo hacemos para no caer en el pánico ni en la cínica negligencia del «descreimiento»?

Tampoco puedo dejar de pensar en otro futuro, en The Future, de Leonard Cohen. Y les dejo aquí los pedacitos que más me dicen… hoy, de lo que está sucediendo. Y sé que Leonard Cohen se merece más que una referencia aislada para ilustrar una epidemia… y ya vendrá, ya vendrá.

Take the only tree that’s left
and stuff it up the hole
in your culture
Give me back the Berlin wall
give me Stalin and St Paul
I’ve seen the future, brother:
it is murder.

Things are going to slide, slide in all directions
Won’t be nothing
Nothing you can measure anymore
The blizzard, the blizzard of the world
has crossed the threshold
and it has overturned
the order of the soul
When they said REPENT REPENT
I wonder what they meant

I’ve seen the nations rise and fall
I’ve heard their stories, heard them all
but love’s the only engine of survival
Your servant here, he has been told
to say it clear, to say it cold:
It’s over, it ain’t going
any further
And now the wheels of heaven stop
you feel the devil’s riding crop
Get ready for the future:
it is murder

Además, para quienes andan en eso de la sobre información, aquí les dejo diverso link para consultar la noticia desde diferentes perspectivas, idiomas y continentes: The New York Times, The Guardian, Radio Francia Internacional (en español), A Folha, National Public Radio, Radio Canada, BBC, El Clarín y el mapa del contagio; acá un confiable compendio informativo que hicieron un par de amigos que trabajan en cuestiones médicas. Gracias Ara y Gabo.

Ah y no olvidemos: todos tenemos derecho a no dar la mano ni saludar de beso, a usar un tapabocas, trabajemos donde trabajemos, a exigir flexibilidad laboral, a vivir miedo y preocupación, a informarnos a toda costa, a preguntar lo mismo una y otra vez hasta que quede claro, a organizarnos y a exigir que el Estado garantice nuestro derecho a la salud, a cuidarnos y encerrarnos, y con todo esto, la obligación de respetar lo que los demás decidan que quieren hacer consigo mismos, sin poner a otros en riesgo. Suena redundante, pero la verdad es que ninguna pepenche autoridad está diciendo esto así de explícito. Y es preciso.

pd.1: Click aquí para ver muestra de botón de la capacidad idiosincrática nacional para «sobrellevar» las emergencias. (Y si ya no está el vídeo en youtube, nomás busquen «cumbia de la influenza», como que la andan quitando del portal… ¿por qué será?)

pd.2: la OMS acaba de elevar a 4 la alerta en México.

 

La magia fiestera del youtube abril 17, 2009

Para Erne y Mariana

Bere, Jon y la Macumba

Ara y Gabo

Quetzal

(¡comadres! ¿dónde estaban?)

y para quienes les guste

youtubear en las fiestas…

En el pasado, cuando armábamos fiestas preparatorianas, recuerdo que la música siempre estaba presente. Siempre había música: casetes (sobre todo), algunos discos compactos (dc), pocos porque no era fácil tener dc originales, así que la opción “ejerzo-por-la-libre-mi-derecho-a-la-cultura” eran los casetes, grabados con diversidad lúdica.

casete-en-bubble-columnsCon los años, como todos sabemos, tecnología fue evolucionando. Y la de las fiestas en las que la música es imprescindible (¿hay otras?) obviamente también. De repente ya podíamos armar dc con canciones diversas. Para escuchar en el “estéreo”. Luego, en mp3. Poco a poco fuimos sustituyendo nuestros casetes y sus reproductores por aquellos de disco compacto. Y ahí andábamos con un reproductor (¿gigante?) de discos compactos. Yo la verdad es que le agarré tanto cariño a mi reproductor de casetes que creo que lo seguí usando buena parte de la universidad (estamos hablando de los noventa… finales finales jejeje).

Y de repente, ya teníamos música disponible todo el tiempo con minibocinas que le suben bastante para ser tan mini… (medio gacho a veces, pero ya enfiestado pues qué importa… dicen…); gigas y gigas de música “al oído al portador”. Bueno, más o menos porque ese Ipod tan famoso que tiene que ser crakeado para poderle sacar las canciones para compartir, —com-par-tir, una de las cosas más buenas que tiene la música, que es fácil de compartir y hace feliz en el proceso a ambas partes— será tema de otra entrega, porque en lo personal, me choca esa característica de no-compartición.

El caso es que de repente estamos rodeados de toda clase de artilugios tecnológicos que nos permiten —si puedes comprártelo, claro, aunque hay de muchos precios y diversas calidades— musicalizar la vida. El soundtrack de la vida. Hmnnnn…. ese también es otro temón.

Pero hoy además hay otra cosa, que converge pero no es lo mismo. Ahora con este “boom” de las redes sociales, en las que las personas necesitamos una computadora para comunicarnos con las personas que nos rodean —a veces no pues, pero es carrilla—, está “eso del youtube”. Y es que en youtube podemos ver de todo. Literalmente de todo: corridos y mensajes de unos narcos a otros narcos; vídeos de programas de la infancia, que nos llenan de nostalgia; series completitas, en idioma original, doblada al ______________, subtitulada al _________; y música. Sí, muuuuuuuuucha música esperando ser escuchada —¡¡¡y vista!!!— por el expectante espectador.

Con una compu con una más o menos buena conexión a Internet, ya armaste la fiesta. Cada miembro de la fiesta se vuelve un “youtuber” y “youtubea”.

Nosotros, me refiero a algunos amigos y yo, como nos respetamos un montón, ya saben, tomamos turnos para “poner canciones”. Entonces normalmente ocurre que empezamos de lo más sofisticado a lo más cursi y chistosón. Ya saben, comenzamos con una versión rarísima de Marisa Monte cantando una versión de Give me love de George Harrison, o algo así hasta que al final, nunca falta La maldita primavera, en casi todas sus acepciones: Yuri, Loretta Goggi y Javiera y los Imposibles.

yuri-maldita-primavera

Entonces, una vez atrapados en la magia del youtube —onda 2,30am— se emprende un camino sin igual en el que se va de la cumbia al rock, de la polka italiana a la balada romántica, de la canción clásica francesa al pop ochenteno onda Eye of the tiger, de la minisesión de rock sesentero a dos tres reggaetones y así progresivamente. Hasta que ya cuando se vuelve a hacer temprano… llega el momento de parar. Y es difícil. Porque casi siempre a todos se nos ocurre otra canción cursi, chistosa, antigua, horrible, bonita, excelente… qué poner.

En ese momento priva la razón y la conciencia. Y casi siempre alguien pone una canción de despedida. Y mi amiga Marianap me dijo hace poco que en su turno, ella pondría Dancing with myself, versión de La Nouvelle Vague y no podría estar más de acuerdo con su elección. Ahí se los dejo de despedida ¡Salú!